Contrario a todos los que siguen pensando que nuestro Planeta Tierra se ve de color azul desde el espacio por la cantidad de agua en los océanos y mares, la Tierra sólo es azul cuando le da el reflejo del Sol. Desde, supongamos, la estación espacial internacional, su lado diurno se ve brillar en tonos que hacen honor al calificativo que algunos de sus más amantes defensores ecologistas y naturalistas usaron hace décadas para describirlo.
Según los cientÃficos nuestro Planeta Azul, lleno de agua, del admirado Félix RodrÃguez de la Fuente y sus amigos naturalistas, se nos presenta en realidad como una espectacular geosfera a la que le ha crecido una complejÃsima y fascinante biosfera húmeda entre el cielo y la tierra. Pero, cuando la estación orbital se oculta del sol en la única sombra posible, cuando se adentra en el lado nocturno de la Tierra, nuestro Planeta adquiere de repente otra dimensión y color. De noche, si las nubes no lo impiden, la negra superficie se ve salpicada de minúsculos puntos de luz, curiosamente mucho más abundantes en el Hemisferio con vistas a la estrella Polar que en el que mira a la Cruz del Sur.
De esta manera, “pensar en verde”, incluyendo de manera radical la concienciación sobre la utilización de energÃas verdes y renovables, es mejorar nuestro Planeta Azul, para que cada vez goce de mejor salud medio ambiental. Ya no son los naturalistas y ecologistas los únicos que piensan en verde.